El nacimiento (segunda parte)

Es un momento tan hermoso que te hace olvidar de todo lo que existía antes el nacimiento de un hijo, bueno, esto es lo que me pasó a mí... es más, el nacimiento de Ambar tuvo el efecto de una de esas drogas poderosas que consumen los jóvenes de hoy en día, entre otras cosas no dormí, ni comí ni fui al baño durante tres días, y aunque suene extraño no lo necesité, tengo que agradecer a mi primo Diego que me llevó a mi casa aprovechando el horario de visitas, no antes de terminar de convencerme de que en ese estado no podía manejar ¡Hubiese sido un peligro! ¡Gracias Egú!

Continuando con el relato, al parto casi no llego, ya que aunque llevé a Car a la clínica y encima estuve con ella todo el trabajo de parto, la obstétra quiso que entrara más tarde a la sala de parto porque iba a tardar un buen rato, pero se ve que Ambar, que es anciosa como el padre no quiso esperar más y a los gritos me llamó la doctora para avisarme que si no me apuraba no llegaba (si me hubieran dejado entrar al principio nos hubiera ahorrado reniegues y dolores para Carla).

Y bueno, entonces llegó el momento doloroso para mí: luego del alumbramiento la pediatra, la doctora Polenta me avisa que llegó el momento de llevarla a la neo(natología) para hacerle los controles de rutina. Nadie que no haya vivido ese momento puede entender el dolor que se siente el ver que a tu bebita, absolutamente indefensa le introducen una maguera por cuanto orificio tenga en el cuerpo viendo a su vez como ella se retuerce de dolor.
Pero bueno, al terminar y llevarle la beba a Carchu y verlas juntas se me olvidó todo es hermoso.

Hasta la próxima!!!!